Este antiguo molino queda situado en la zona alta del casco urbano de Arafo, más concretamente en la calle Eduardo Curbelo Fariña, que se corresponde con parte del antiguo camino que conducía a los nacientes del Barranco de Añavingo y con el denominado “Camino de la Candelaria”, utilizado durante dicha festividad por los peregrinos de la vertiente norte de la isla para llegar hasta la villa mariana. El abastecimiento de las aguas necesarias para el funcionamiento del molino ya existía cuando se edificó este en 1895. Estas aguas provenientes en un inicio por las atarjeas procedentes de de las galerías de Añavingo. Para posteriormente, en años cercanos a 1920, ser complementadas con las aguas procedentes de la galería de Los Huecos. Esta obra datada en 1895 , se realiza tras la compra de los terrenos por Antonio Marrero Pérez, “el molinero viejo”, que tras haber conseguido unos ahorros mediante el comercio de vinos y aguardientes con Venezuela, solicita del ayuntamiento este solar, sacado a subasta por el ayuntamiento con la condición de que solo pudiera hacerse una obra de utilidad para el vecindario, al mismo tiempo que se impuso la condición para el uso del agua como fuerza motriz, de mantener en buen estado la canalización y el agua que pasaba por ella. Tras la adquisición de los terrenos por Antonio Marrero Pérez, por un módico precio ya que fue el único que se presentó a la subasta, se comenzaron los trabajos de ejecución del nuevo molino y canales. Se generó una bifurcación de las aguas manteniendo el paso hacia el abasto público y realizando un nuevo canal que mediante un acueducto, ejecutado por el maestro de obras Juan de Padrón, vierten sobre el molino sirviéndole de fuerza motriz para su maquinaria. Tras el paso por el molino las aguas siguen curso dando servicio a los chorros de abastecimiento de agua, los lavaderos y un pequeño estanque vertiendo finalmente en una cantonera de aguas sobrantes para su reutilización en los riegos agrícolas.
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