Situados en la margen derecha del Barranco de Añavingo o de Amance, esta calle forma parte del antiguo”Camino que va al agua”, en referencia al principal punto de abastecimiento hídrico de Arafo. Por las atarjeas corría el agua procedente de las galerías de Añavingo y Los Huecos. Esta agua discurría por un canal que abastecía al complejo del molino, lavaderos y chorros de abasto. La existencia de estos lavaderos públicos abastecidos gracias a este canal de agua puede datarse del primer tercio del siglo XIX, ya que se tienen noticias de la existencia de este conjunto mediante unas normativas dadas por el alcalde Domingo García el 28 de septiembre de 1839 cuando establece que se multe con dos reales a todos los individuos que faltasen a sus trabajos en la recomposición de caminos y que ese dinero se emplease en el lavadero o en cualquier otra obra pública, por lo que, si no se estaba haciendo algún tipo de remodelación, su construcción podría datarse en torno a esa fecha. En 1858 se hizo necesaria su limpieza, que estaba a cargo de los adulados del agua, pues se encontraba lleno de cieno. Al año siguiente, el estado de conservación de este recinto continuaba preocupando a las autoridades locales, pues el Alcalde Eusebio Batista prohibió arrojar piedra y basuras a los lavaderos, así como ensuciar las pilas y tirar las cenizas de las coladas al agua, bajo multa de dos reales de vellón. El uso de estos lavaderos no se restringía a los habitantes de Arafo, ya que mujeres de otros pagos como Malpaís o Cuevecitas, pertenecientes a la jurisdicción de Candelaria acudían allí a lavar la ropa, de lo que se deja constancia, a través de las quejas al Gobierno Civil en 1873 pues dos años antes se propagó por Arafo una epidemia de viruela cuyo origen se pensaba que venía de esos sitios. Los lavaderos públicos continuaron funcionando hasta 1979 en que se deciden cerrar por problemas sanitarios. Pero actualmente se encuentran protegidos y restaurados, gracias a la declaración de BIC con categoría de Sitio Etnológico “El Molino y Lavaderos” mediante el DECRETO 41/2006.
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