En Santa Cruz de Tenerife fueron los militares los protagonistas del radical cambio de imagen de la ciudad operado en la segunda mitad del siglo XVIII. La nueva dimensión política, social y administrativa de la ciudad, determinó una serie de intervenciones urbanísticas de gran significación pública. Desde entonces los ingenieros militares diseñaron una ciudad con su fachada orientada hacia el mar, cuyos paseos marítimos reflejaban el concepto ilustrado de la ciudad hermoseada, caracterizda por la grata relación entre la naturaleza y el mundo urbano. El último eslabón del clasicismo fue el utilizado en la arquitectura de caracter oficial. Aquel sentido diociochesco, ilustrado, en determinar arquitectónicamente la representación o imitación de la realidad, se tergiversó en el siglo XIX por un lenguaje clasicista ligado a las estructuras de poder que tuvo su cilminación, en nuestra etapa contemporánea, en la adhesión a los regímenes totalitarios, empleados entonces con una gran dosis de propaganda política. Todo ello, revela la ambigüedad de la forma arquitectónica. La arquitectura militar, con sus fachadas autoritarias y sus frontones helenizantes, supone la fiel imagen del clasicismo oficial, interpretado luego, con igual pretensión, en los edificios de gobierno. En el XIX la arquitectura de edificios de uso militar es administrativa y representativa. El lenguaje, la estructura, no divergen de otras tipologías contemporáneas. Entre los edificios mas representativos se encuentran el Cuartel de San Carlos, la Maestranza de Santa Cruz de Tenerife y la Capitania General en la plaza de Weyler. Véase, FRANCISCO JOSE GALANTE GOMEZ "Arquitectura Canaria", Edit.Edirca ,Las Palmas de Gran Canaria, 1989. |