La última gran obra de ornato del Antíguo Régimen es la Alameda conocida con el nombre del Marqués de Branciforte, el Comandante General, en cuya época tuvo lugar su diseño. Fue costeada por sus vecinos y responde a la mentalidad reinante en la ilustración, favorable a la realización de paseos públicos ajardinados, un espacio que como tal era hasta entonces desconocido en Santa Cruz fuera de los jardines privados de su élite. Erigida en 1787, para formar un ángulo recto con el muelle, sus dimensiones eran reducidas, apenas 79 metros de largo. Fue plantada con dos filas de álamos que le dieron nombre, que serían sustituidos en 1830 por plátanos del Líbano y tamarindos. Su desaparecida fachada, retratada en tantos grabados, era un portal de tres arcos con escudo de armas, dos inscripciones en lápidas de marmol y dos estatuas elegóricas genovesas del Verano y la Primavera. La fachada se completaba con el escudo de Armas Reales de España y con dos lápidas que expresaban: "Ha sido costeada por la generosidad de las personas distinguidas de este vecindario, movidas del buen gusto y deseos de reunir su sociedad en tan propio recreo y estimuladas de la eficacia con que se dedica y contribuye el citado Sr. Comandante General, a la hermosura, adelantamiento y mejora de la Plaza y población". Ya en el siglo XXI en la remodelación de la Plaza de España esta portada fue reconstruida basándose en sus antecedentes originales dando lugar a la actual.
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