ARONA

Bienes Culturales: 38



Texto de Manuel Hernández González (Tenerife Patrimonio Histórico y Cultural. 2002)

Arona se situa al sur de la isla, al pie de la montaña de la Escalona, se extiende desde la costa hasta los 900 metros de altitud. De una orografía relativamente llana en la costa de un 2% por la existencia de una plataforma conocida por el nombre de Las Galletas, aumenta ligeramente al 4% a los 400 metros, para luego ascender a un 12% a partir de esa altura. Desde la perspectiva geológica se caracteriza por la abundancia de conos volcánicos y coladas  recientes. El abarrancamiento del terreno es mayor a medida que accedemos a las medianías. En el pasado hubo en la zona, como delatan los topónimos, bosques de sabinares y almácigos. Uno de estos últimos, conservado hasta los 70 en la calle del Calvario, ha sido recogido como uno de sus símbolos más característicos en su escudo municipal.

Con anterioridad a la conquista, estaba integrado en el Menceyato de Abona, que, como los restantes del sur de la isla, estaban integrados en los bandos de paz. En las zonas costeras obtenían el gofio de vidrio de una planta llamada barrillera. La práctica de la pesca y la recolección en ella explica la presencia de concheros como en Punta de la Rasca. La trashumancia era el rasgo más característico de la ganadería, que se sitúa en la costa en la época invernal y ascendía a la montaña en verano. En cuanto a restos arqueológicos se conservan cuevas de habitación y sepulcrales en la Montaña de Guaza, un conjunto ceremonial en Guargacho, un tagoror, una necrópolis en el Barranco de Amara y grabados rupestres en los Roques de Mal Paso y Bento.

En 1496 acontece el desembarco de los castellanos en la playa de Chayofa o Moreque, conocida desde entonces por Los Cristianos. La llegada de Jorge Grimón con algunos soldados permitió la rendición de algunos sectores de guanches alzados. Los integrados en los bandos de paces fueron, sin embargo, esclavizados. Tras la conquista los repartos de tierras y aguas favorecieron a individuos preeminentes como Cristóbal de Valcarcel o Pedro de Lugo, pero en el caso de esta localidad el mayor beneficiario fue Antón Domínguez el Viejo, que erigía su vivienda en las casitas de Altavista, sobre el actual pueblo, y dispuso la construcción de la primitiva ermita dedicada a San Antonio Abad con una data que iba desde los Cristianos hasta casi las orillas del monte. Con todo el proceso de aculturación de los indígenas y su fusión con los conquistadores, entre los que se encontraban aborígenes grancanarios, como la propia mujer de Domínguez, Francisca Delgado Guanarteme, fue profundo.

El Puerto de Los Cristianos

Pintor González escribe en 1945 lo siguiente sobre Los Cristianos:

"Se encuentra situado en una bahía naturalmente abrigada de los tiempos de NE, aunque abierta a los tiempos del Sur. En el año 1934 se construlló un muelle embarcadero que llega hasta calados de 2 metros y que permite realizar un reducido tráfico pesquero."

Carmen Rosa Pérez Barrios en su libro La Historia de Arona dice sobre Los Cristianos:

Este puerto vino a sustituir al situado al otro extremo de la Bahía en el punto conocido como Puertito o Rincón.

El Puerto de Los Cristianos, remodelado y ampliado a comienzos de la década de los setenta, y que acoge un importante tráfico comercial y turístico, en especial con la isla de La Gonera a través del establecimiento de la línea de ferry creada en 1975 y las posteriores de hidrofoil ha tenido que compartir el protagonismo con la bahía de Los Cristianos, receptora de un importante número de turistas que buscan principalmente playa y sol.