Félix de Ascanio y Poggio fue un gran aficionado a las riñas y la cría de gallos al igual que su cuñado Francisco Benítez de Lugo, Marqués de Celada, marido de María del Carmen de Ascanio y Poggio, y posiblemente a esa afición se deba que ahora le llamen La Gallera. Félix no tuvo descendencia y su heredera fue su sobrina Nieves Benítez de Lugo y Ascanio, esposa de Alfonso Soriano Frade. Alfonso de Ascanio y Poggio, el propietario de la parte sur de la Casa, estudió Ingeniería en París y Lieja. Tras finalizar sus estudios en 1.914 se estableció en París y allí tuvo casa durante 17 años, llegando a colaborar como Ingeniero voluntario en la Gran Guerra. Posteriormente fue distribuidor de la United Artists en toda Europa, produjo numerosas películas y publicó un buen número de novelas. Viajero incansable, hablaba varios idiomas con fluidez y durante su vida estuvo varias veces en Nueva York y Sudamérica. Tras la Guerra Civil española se establece en Madrid y su vida transcurre por temporadas entre esta Ciudad y la isla de Tenerife. Siempre tuvo un amor especial por la casa y finca de Zamora. Esta casa tenía un maravilloso jardín por su lado Oeste, su fachada principal, lleno de arboles y flores de todo tipo que fueron trayéndose durante años de todas partes del mundo y que aislaban la casa de los terrenos de cultivo. Cuando heredó se preocupó de restaurar los techos y suelos de Tea, levantándolos y volviendo a colocarlos. Arregló las casas de los medianeros y les hizo baños que hasta entonces no tenían. Y cuando estaba en Tenerife gustaba de pasar buenos ratos en el jardín leyendo y escribiendo, su gran pasión. Falleció en Santa Cruz de Tenerife en 1.965 tras una larga enfermedad, dejando un único hijo llamado como él. Al ocurrir su fallecimiento se descubrió que un año antes su parte de la casa y finca había sido comprada por su administrador, llamado Clemente Méndez, aunque la familia lo ignoraba y había continuado con su uso y disfrute hasta ese momento. A este señor sólo le interesaba la finca y la casa permaneció durante décadas sin habitar y sin mantener, con los muebles y enseres personales de la familia hasta que en el año 1978 o 1979, tras 14 o 15 años de vendida, su hijo y nieto acudieron a recoger algunos muebles y enseres y regalaron el resto a los medianeros, dándoles instrucciones de quemar los numerosos papeles personales del fallecido Alfonso de Ascanio y Poggio. Posiblemente por ello haya quien conozca el sitio como los Llanos de Méndez, por haberlo comprado este señor en 1.964 y por administrarlo desde bastantes años antes de esa fecha. La finca, se repartió entre los cuatro hermanos: La parte de Félix de Ascanio y Poggio la heredó su sobrina Nieves Benítez de Lugo y Ascanio, esposa de Alfonso Soriano Frade; la parte de Alfonso de Ascanio y Poggio acabó en manos del administrador llamado Clemente Méndez; la parte de María del Carmen de Ascanio y Poggio, Marquesa de Celada, la heredaron sus hijos Diego, Marqués de Celada, Angel, María de las Nieves y María del Carmen Benítez de Lugo y Ascanio; y la parte de José-Manuel de Ascanio y Poggio, Marqués del Muni, la heredaron sus hijos Alonso de Ascanio y León y Castillo y sus cinco hermanos. Hoy en día la casa está de nuevo unida, pues ha desaparecido el muro que cortaba el patio-jardín y aparece uno que no existía en el extremo sur de la casa para separarla de la finca y de las antiguas viviendas de los medianeros y colonos. La línea quebrada que parte de la casa y recorre la finca hacia poniente es la linde que se estableció para separar los terrenos heredados al sur por Alfonso y al Norte por Félix. Estos últimos fueron afectados por la construcción de la autopista y al norte de la autopista fueron urbanizados hasta los límites de La Gorvorana.
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