Por iniciativa del párroco don Hildebrando Reboso Ayala, en 1924 se comenzó a construir la torre de la iglesia de San Juan Degollado, ante el mal estado que ofrecía el antiguo campanario de la misma con un doble objetivo, procurar la seguridad de las campanas y contribuir al embellecimiento del templo. El proyecto se confeccionó por el prestigioso arquitecto don Otilio Arroyo Herrera y su construcción contribuyó a realzar el conjunto de la iglesia como el principal símbolo arquitectónico del núcleo urbano de Arafo, a cuya sombra se han celebrado todas las fiestas de la localidad. Para ello, el Ayuntamiento cedió el terreno y una cantidad en metálico, mientras que el resto de los gastos fueron asumidos gracias a los donativos del citado sacerdote y las principales familias de la localidad, así como la venta de rifas y el producto de un bazar, así como de una finca de la parroquia. La obra terminó en 1928, en que fue bendecida; en 1940 se colocó la Cruz de los Caídos, pegada a su frente; en 1943 se instaló el reloj, adquirido en Vitoria; en 1975 se le anexionó la capilla del Santísimo Cristo del Valle; y, finalmente, se colocaron, por debajo del reloj, cuatro esferas con las imágenes de los patronos de la Villa. Siguiendo la iniciativa de don Manuel Herrera, en el año 1943 los vecinos de Arafo se decidieron por fin a adquirir un reloj para la torre de la iglesia. Con ese mismo motivo, se reunieron varios amigos amantes del teatro y organizaron un grupo que bautizaron con el nombre de “Renacimiento”, bajo la dirección de don Antonio Torres Campos; y, a petición del alcalde de aquella época, don José Jorge García, llevaron a cabo varias representaciones, donando el dinero recaudado para la adquisición del citado reloj.
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