Tuvo su origen en un antiguo Calvario, construido en la base de un viejo Pino, en el que luego se colocó una pequeña imagen del Crucificado, el “Señor del Pino”. Con posterioridad de construyó la Capilla, que encerró en su interior la base del tronco del árbol que le da nombre, así como el Calvario y la imagen del Señor. Quedó anexa al primer cementerio de la localidad y al estar situada a la entrada del pueblo, sirvió de lugar de espera a todas las autoridades religiosas, civiles y militares, así como imágenes devocionales, que lo han visitado en los dos últimos siglos. Lo primero fue el “Pino del Señor”, auténtico símbolo vegetal de Arafo. Este árbol ya existía cuando se produjo la erupción volcánica de 1705, que alteró la configuración del pueblo. Luego vino el “Calvario del Pino”. Construido en la base del viejo Pino, es probable que su origen haya que buscarlo en la creación de la parroquia, en 1795, pues era norma habitual que en las afueras de toda población se situase un Calvario, que sirviese de lugar de descanso en el Vía Crucis de Semana Santa. Más tarde llegó el “Señor del Pino”. La tradición oral refiere que hacia 1875-1880 Don José García, un agricultor de la localidad, encontró una pequeña imagen del Crucificado, muy antigua y toscamente tallada y su esposa doña Marta Batista lo convenció para que lo colocase en el Calvario de la localidad, como el sitio más decoroso posible y colocándolo en el hueco del hermoso y viejo pino. Sin embargo, existe otra teoría sobre su aparición, según la cual fue la Señora Bibiana, vecina del citado don José García, la que se encontró la imagen del Crucificado en la Cuesta del Pino, cuando regresaba a su casa con una carga de millo a la cabeza, y que fue ella la que la colocó en el tronco del viejo árbol. Lo cierto es que al principio la gente pasaba por el lugar sorprendida y extrañada, pero luego fue despertando en ellos un sentimiento de respeto y veneración; así, la mayoría de los que por allí discurrían descubrían su cabeza y rezaban. De esta manera surgió la tan arraigada devoción al Señor del Pino. Finalmente se construyó la “Capilla del Señor del Pino”. El fervor del pueblo continuó vivo y en constante aumento, por lo que los vecinos decidieron construir una pequeña capilla en la base del legendario y centenario árbol, de tal modo que éste surge de su interior, tal como la que vemos hoy, y en la misma se colocó un nicho para albergar al pequeño Crucificado.
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