CALLEJÓN DE LA SANGRE

Ubicado al nordeste de la iglesia parroquial, era un paso natural de las aguas que discurrían por el barranco de Miraflores hacia la Mareta.

En su acera izquierda se localizaba el antiguo Palacio del Marqués de Herrera y unas viviendas más pobres. En estas viviendas se inició la terrible matanza del 7 de septiembre del año 1569.

En septiembre de 1569, la incursión norteafricana de Calafat ocasionó, una vez más,m saqueos, incendios y secuestros. Aunque en muchos lugares estas escenas no se pudieron evitar, en este callejón se repelió la invasión, dándose una victoria por parte del vecindario de Teguise. Los gritos de desesperación y terror de las mujeres pusieron sobre aviso a los franciscanos que dormían 20 metras más allá. Las campanas franciscanas tocando a rebato consiguieron reunir a varios vecinos al mando de Agustín de Herrera. Estos vecinos bloquearon el célebre callejón, acorralando a los piratas berberiscos y dando muerte a 170 de ellos.

Sin embargo, en 1586 fue la sangre cristiana la que corrió por este estrecho callejón a causa del inesperado ataque de Morato Arraez.

La destrucción del Palacio del Marqués a manos de sus apoderados en la isla cambió la dirección del barranco posibilitando la creación de una callejuela. El agua que corría desde la montaña de Guanapay y La Torre, y pasaba por el valle de Miraflores recorriendo 1500 metros antes de evacuar en la Gran Mareta, ha cambiado su curso hasta una zona cercana al actual colegio.

Este pequeño callejón de 50 metros de largo y 3 de ancho ha sido sin lugar a dudas el testigo más i,portante de la historia de Teguise.