Durante algunas décadas de finales del siglo XIX, comenzó a desarrollarse en Santa Cruz de Tenerife un movimiento el cual abogaba por la repoblación de las arboledas de la ciudad como un hito fundamental a la hora de reflejar un ambiente más sano y menos contaminado. La ciudad se estaba convirtiendo en una jungla de cemento y piedra, por lo que los primeros escritos que nos encontramos en la hemeroteca son los que reflejan esa ansia por la forestación de las avenidas, plazas, la alameda y demás instalaciones urbanas. El Parque Municipal de Santa Cruz de Tenerife, Parque García Sanabria, se convertiría en un espacio clave dentro de la urbe santacrucera como lugar de esparcimiento social-cultural para sus habitantes y visitantes. El ‘pulmón verde’ de la capital, como muchos lo han denominado, contrasta con la expansión urbana hacia los límites industriales de la periferia. Los primeros proyectos ideados sobre la construcción de un parque municipal en Santa Cruz se realizan durante el siglo XIX, concretamente en 1879, en pos de dotar a Santa Cruz de zonas ajardinadas, espacios culturales y de ocio para esta pequeña ciudad que comenzaba a expandirse socialmente. A partir de 1881, el político y periodista D. Patricio Estévanez Murphy, esboza una primera idea para la creación del parque, sin embargo, ésta no sería bien acogida debido a los pocos recursos de los que disponía el consistorio. El arquitecto D. Manuel de Cámara y Cruz recordó de nuevo en 1893 aquel proyecto de Estévanez, pero aludiendo a que, de nuevo, no existían ni las condiciones económicas ni el lugar. Estévanez Murphy responde con una proposición que correspondería con la ubicación actual: una finca de unas 15 fanegadas perteneciente a D. Eladio Roca y Salazar, antiguo alcalde del municipio, cerca del Barrio de los Hoteles de la ciudad. Desde estas campañas se propone que La Sociedad Constructora de Edificios Urbanos compre los terrenos de D. Eladio Roca, y se los ceda al ayuntamiento por un crédito de 10 años para su usufructo. Por lo tanto se podría considerar a Estévanez Murphy como el impulsor tanto de la idea como de la ubicación del parque. En 1899, el pediatra D. Diego Guigou y Costa, aparecería como ente importante en esta etapa de nuevas campañas impulsoras a favor de sanear los espacios urbanos, presentando junto a Manuel de Cámara un ‘plan de higiene’ al Gabinete Instructivo del ayuntamiento santacrucero, que consistía en mejorar y garantizar las mínimas condiciones de habitabilidad para los barrios de las clases obreras. Además, sería también propuesta en este plan la creación de un hospital para niños tan necesario en aquellos momentos. Ya en 1907, el arquitecto D. Gonzalo Cáceres Sánchez propone reunir en un mismo espacio el parque, el casino y el museo Villasegura, proponiendo su ubicación entre las calles San Sebastián, calle Molinos y Avd. La Salle que conllevaría la construcción de un puente sobre el Barranco de Santos, imposible de sufragar por las arcas públicas. El 2 de noviembre de 1907, Estévanez publicaría en el periódico ‘Diario de Tenerife’, un artículo con una propuesta real de parque municipal denominado ‘Nuestro Parque’, ubicado en su situación actual, en el que además de espacios para el ocio infantil, se concibe la construcción de un teatro así como de un museo, rehabilitación del velódromo municipal, un casino, etc…, otorgando al parque no solo las zonas verdes deseadas sino también los espacios culturales para todos los públicos. Durante los años 1910 y 1911, encarga un proyecto al arquitecto Antonio Pintor, que armonizaba con el diseño urbanístico y arquitectónico de la ciudad, pero que nuevamente fue rechazado por falta de recursos económicos además de representar un arcaico diseño, que poseía ciertas reminiscencias que recordaban a los jardines franceses. En 1922, siendo alcalde Andrés Orozco, el concejal Arturo López de Vergara aprobó la creación de una Comisión ‘Pro-Parque’. Por primera vez, aparece esta designación en las actas municipales y en los periódicos, término que el mismo pueblo acuñaría como propio en situaciones cotidianas: ‘¿A dónde vas? - Voy de paseo al pro-parque’. Pero no sería hasta 1923, después del golpe de estado de Primo de Rivera, cuando Santiago García Sanabria se convirtiera en alcalde, impulsando esta comisión y los acuerdos con la Sociedad Constructora propietaria de los terrenos, para su adquisición. Ya en su segunda etapa y abandonado el proyecto del arquitecto municipal Antonio Pintor, exactamente el 9 de agosto del 1926, se acuerda que la construcción del parque se realizará siguiendo los planos realizados por la Casa Leyva y Cía. de Granada, especializada en jardinería y floricultura para comenzar las primeras obras. Esta compañía elaboró un trazado gratis a cambio de que se le encargaran las especies de flora y arboricultura que fuera necesario importar. El 4 de octubre de 1937 se acuerda erigir un monumento a García Sanabria en la plazoleta central y poner su nombre al Parque, como reconocimiento póstumo al alcalde que conseguiría el tan ansiado parque municipal.
|
La estética paisajística del Parque gira en torno a diferentes estilos, por un lado el romanticismo del siglo XIX y por otro, la conjunción de estilos clásicos y modernistas fusionados con maestría creando así un espacio ecléctico muy particular. Con el decaimiento del estilo de francés al inicio del siglo XIX, aparece un nuevo estilo de jardín denominado inglés, el cual nace de una nueva corriente artística denominada romanticismo. Es una nueva visión de la realidad enfocada al paisajismo o corriente naturalista, en contraste con el recargamiento y la estructura de los estilos anteriores, con una mayor inspiración en la tierra pretendiendo imitar los paisajes naturales. Este ambiente que rodea al diseño del nuevo parque, también es una corriente característica en el arte formal de las islas, quedando reflejado tanto en la pintura como en las diferentes artes que se desarrollan. Los caminos anteriormente rectilíneos, son transformados en senderos silbantes y las amplias praderas se dibujan sin orden con árboles y arbustos. El parque municipal de Santa Cruz, con su gran espiral pensada como recorrido principal para la visualización de las diferentes esculturas y elementos naturales, refleja ese estudiado descuido que crea una apariencia de naturaleza desdibujada. Todavía se mantienen los parterres pero éstos dejan de estar delimitados por setos y se funden con el resto de la vegetación. Se crean lagos artificiales y riachuelos que otorgan a este jardín un aspecto silvestre, como la incorporación de los nenúfares. Aparecen elementos clásicos como toques de ese eclecticismo moderno propio de las nuevas tendencias, y también elementos exóticos como la gran Higuera de Bengala (árbol sagrado de la India) o asiáticos como el paseo de los bambúes. |
MUNICIPIO Santa Cruz de Tenerife ZONA Distrito Centro Ifara DIRECCIÓN Parque García Sanabria COORDENADAS UTM X 377.249,06 Y 3.150.163,38
|
Declaración: DECRETO 144/2016, de 5 de diciembre, por el que se declara BIC "El Parque García Sanabria y los bienes muebles vinculados al mismo". PGO de Santa Cruz de Tenerife.
|
- GONZÁLEZ CHÁVEZ, C. M. (2003). Los proyectos de urbanizacion del Parque García Sanabria en Santa Cruz de Tenerife. Revista de Historia de Canarias, nº 185 , 201-210 - PALERM SALAZAR, J. M. & TABARES DE NAVA Y MARÍN, L. (2008) Arquitectura como paisaje: un jardín en el Atlántico. Parque García Sanabria. Santa Cruz de Tenerife, Ediciones Saquiro, S. L. Pág. 218-129. - PALERM SALAZAR, J. M. & TABARES DE NAVA Y MARÍN, L. (2008) Arquitectura como paisaje: un jardín en el Atlántico. Parque García Sanabria. Santa Cruz de Tenerife, Ediciones Saquiro, S. L. Pág. 220. - Excmo. Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. (1994). Guía del Parque Municipal… Pág. 21. - VARIOS A. Manzana Verde, El placer de la mirada como pecado original. 2001, pág 35. - Hemeroteca diarios ‘La Prensa’, ‘Diario de Tenerife’, ‘La Tarde’, durante el período que abarcan los años1870-1939. Equipo redactor e investigación: Unidad de Arquitectura de la Fundación CICOP. Virginia Benítez Martín Beatriz González Reyes Rubén Murillo Jiménez Raquel Padrón Monzón
Fotografía: José Mª. Bossini Ruiz.
|
Valoración | 5 |
Comentario | Estuve el verano pasado (2017) y la verdad es que me encantó. Hay un paseo muy agradable, está lleno de vegetación de distintas especies, esculturas preciosas, bancos, etc, y junto al reloj de flores hay un chiringuito para tomar una buena cervecita. |
Autor | Anónimo |
|