A comienzos del siglo XX, la carencia en la ciudad de viviendas y de espacios para edificar supuso un grave problema en la expansión de la ciudad. Es por ello, que la solución que se adquirió fuese la de crear sociedades constructoras, que habiendo nacido con fines no lucrativos posteriormente revertirían sus ideales en intereses económicos con la alta burguesa de la ciudad, se convirtieron en las principales promotoras de vivienda social del siglo pasado. En estos antecedentes es donde podemos situar la construcción de los barrios obreros de la capital, que buscaban dar alojo digno a las familias con menos poder adquisitivo de una manera económica, sin mermar en la calidad y los espacios. Ya en los años 40 del siglo XX, estas concesiones quedarían en pos de la llegada del Mando Económico, quien sería el órgano promotor de las actuaciones civiles en la capital, así como de las militares. El Patronato La Candelaria construiría en la década de los 50 una obra de grandes dimensiones: la Barriada o Barrio del Marqués de Somosierra. Fueron construidas 527 viviendas, en las cercanías del ya conocido y predecesor Barrio de García Escamez. El barrio queda delimitado por la Carretera General del Rosario al norte, al sur por la autopista TF-5, la calle Buen Paso, Domingo Bello Espinosa, Sansón y Barrios, Francisco María Núñez de León, José Espinosa Cambreleng y Poeta Francisco Izquierdo, hasta cerrarse de nuevo en la calle Buen Paso. Con el paso de los años, estas viviendas de carácter social han sido vendidas a nuevos inquilinos y han ido adoptando nuevos volúmenes con respecto a su apariencia inicial.
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