Desde el punto de vista cartográfico, el Toscal presenta un trazado del todo irregular, entretejiendo las calles que conforman las edificaciones con las vías que las conectan, ya sean de rodadura o pequeñas callejuelas peatonales. Quizás se deba a su intrincada orografía inicial (con el barranco del Guaite o San Francisco, el bco. de San Antonio) o simplemente por una dejadez municipal. Esta irregularidad contrasta con la traza urbana de barrios cercanos como el Barrio de los Hoteles-Pino de Oro por ejemplo, y pone de manifiesto el carácter humilde de sus orígenes. El único eje definitorio lo encontramos en la calle de la Rosa o la calle San Francisco, ambas paralelas a la Marina anteriormente linde natural con el mar, las cuales definen de un modo longitudinal su extensión hacia el cuartel de Almeyda y conectando también este espacio con la zona sur hacia la calle Valentín Sanz y el Puente Serrador. Dentro del conjunto histórico, la tipología constructiva característica es la casa terrera, es decir, viviendas de una sola planta, con esquemas estructurales muy sencillos y fachadas repetitivas en su forma y distribución: dos ventanas y una puerta, un ejemplo que podemos encontrar en la calle Santiago y en su mayoría de carácter ecléctico. También nos encontramos con un elemento singular y diferenciador con los diferentes barrios de la capital, que es la construcciones de las llamadas ciudadelas (ejemplos en los Pasajes de Pisaca, 1ª y 2ª de Ravina): conjuntos de espacios habitacionales populares (vivienda colectiva) de no más de 20 m2, donde convivían familias de origen humilde en condiciones menos acomodadas que sus vecinos del centro o de los barrios cercanos. Se encuentran agrupadas y alineadas, con un eje vertebrador: el pasaje peatonal de acceso desde la calle. Esta tipología no dista demasiado de las corralas o las diferentes construcciones que nos podemos encontrar en distintas ciudades a lo largo del mundo, donde continua persistente la estructura espacial donde el patio central o espacio abierto común –realizado con el fin del encuentro social,- dirige la distribución de las estancias de diversos tamaños en su perímetro. Estas construcciones se encuentran actualmente en estado de abandono y la mezcolanza de nuevas tipologías edificatorias con las viviendas populares quizás hace desvirtuar la imagen romántica del barrio toscalero, pero a su vez aporta un valor añadido con la introducción de nuevas tipologías del período de la postguerra y posteriormente con las ideas contemporáneas de mediados de siglo. Entre los inmuebles singulares del barrio destacan: El Colegio Onésimo Redondo realizado por Antonio Pintor, la Casa Pisaca de Federico Sole, el Hogar Escuela María Auxiliadora de Domingo Pisaca (ejemplo de arquitectura racionalista) y un ejemplo de arquitectura modernista La Rosa en la calle Santa Rosalía de Mariano Estanga. Como ya pasaría en los diferentes barrios humildes de otros núcleos poblacionales en expansión, la especulación inmobiliaria de los periodos más cercanos a nuestro siglo inundaría el entorno con estructuras edificadas de baja calidad material y arquitectónica, provocando la rémora espacial y visual con respecto a las tipologías anteriores.
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