(Texto literal extraído del libro "Patrimonio Arquitectónico y Artístico de La Universidad de La Laguna" de Carmen Fraga González). La Universidad de La Laguna tiene sus orígenes en el setecientos, se ha cumplido recientemente el segundo centenario de su primera fundación en 1792, después instituyóse de nuevo en el siglo XIX. Tras ello, un real decreto de 11 de abril de 1913 permitió la instauración del primer curso de la Facultad de Filosofía y Letras así como el preparatorio de Derecho. Pero fue un real decreto otorgado el 21 de septiembre de 1927, creando el 120 distrito universitario, el que la consolidó ya en su definitiva configuración. Los estudios a impartir en principio fueron los correspondientes a las facultades de Derecho y Ciencias Químicas, más las asignaturas del primer curso de Filosofía y Letras; asimismo se aceptó la formación de un colegio politécnico, para dar títulos de perito agrónomo y capataz. Años después se decidió levantar un edificio que acogiera en La Laguna las enseñanzas universitarias a impartir en Canarias, pues no bastaba para el creciente número de matriculados la doble sede que desde 1927 se había elegido en la calle de San Agustín, dos construcciones de raigambre histórica como son la llamada casa de Lercaro, elevada en la decimosexta centuria, y el edificio que perteneciera a la Compañía de Jesús en el siglo XVIII, en la actualidad ocupada en parte por la Real Sociedad Económica de Amigos del País, aunque en la portada de esta última todavía sigue campeando la inscripción Universidad de San Fernando. Según acuerdo ajustado en 1930 entre el Ayuntamiento de La Laguna y el Cabildo Insular de Tenerife, esta última corporación ayudaría económicamente a la Universidad, de modo que dos años después propuso adjudicarle un solar de 15.745 metros cuadrados y el pago de los pertinentes planos para su edificación, además de dotación monetaria. Entonces el rector se dirigió en Madrid al arquitecto Antonio Ceballos, el cual presentó en 1934 un proyecto, que fue reformado después por José Enrique Marrero Regalado (1897-1956), arquitecto tinerfeño, al que se debe el santuario de la Virgen de Candelaria, patrona de Canarias. Pero no se pudo acometer las obras por el inicio de la guerra civil en España. Una vez acabada la guerra, el proyecto formulado por Marrero Regalado para las facultades de Derecho y Ciencias fue informado favorablemente por la Junta Facultativa de Construcciones Civiles, pero el 30 de marzo de 1944 este arquitecto informó al director general de Enseñanza Universitaria (Ministerio de Educación Nacional) lo siguiente: «Excmo. Sr.: -Tengo el honor de comunicarle que teniendo que ausentarme por tiempo que no puedo precisar, dejo en mi representación y como Arquitecto Director de las obras y cuantas gestiones surjan en las construcciones Universitarias de esta provincia, al Compañero Arquitecto Don Domingo Pisaca y Burgada». Esta decisión fue aceptada y el nombramiento se le comunicó al interesado el 14 de abril de ese mismo año desde Madrid. En los trámites ante el entonces ministro de Educación Ibáñez Martín, influyó de modo eficaz el ministro de la Gobernación, Blas Pérez González, que era natural de la isla de La Palma, según se deduce del acuerdo tomado por el Ayuntamiento de La Laguna para expresarle el agradecimiento, de lo que se hace eco en enero de 1945 la prensa tinerfeña. Domingo Pisaca y Burgada controló desde entonces y durante lustros todo el desarrollo de las obras, incluyendo los nombramientos de las personas elegidas para los trabajos. En 1 de junio de 1944 seleccionó a José B. González-Falcón Rodríguez y Andrés Pintor González como aparejadores, Manuel de Armas García como «Celador (Aparejador en prácticas)», Antonio Fariña como «Encargado del Pabellón de Derecho y Ciencia»7. A la empresa Pedro Elejabeitia S.A. se adjudicó el 15 de junio de 1944 la construcción. En marzo de 1945 firmó Pisaca planos de las nuevas facultades de Derecho y Ciencias9, dispuestas en dos plantas, además de semisótano y tres viviendas familiares en la azotea para conserjes. Se conservan también los dibujos para las puertas de madera y las ventanas de fachada, a escala 1:20 y 1:50, respectivamente, correspondientes a esa misma data. En febrero de 1948 fecha el proyecto para «Rampas de acceso a Facultades con situación de pérgolas y bancos»”. Todo lo cual indica el esmero y la atención prestados por el arquitecto ante esta obra, que recoge unos presupuestos detallados con minuciosidad .En octubre de 1952 vuelve a firmar otros planos de las plantas de semisótano, baja, principal y azotea de las facultades de Derecho y Ciencias Respecto al primer piso se aprecia que en torno al patio central, al que abre la portada de la capilla, disponía tres «claustros» y una «terraza cubierta» —hoy el bar—, terminología que indica la idea que había presidido estas trazas. Dispone asimismo lo concerniente a laboratorios. El proyecto inicial de la Facultad de Filosofía y Letras data de 1943, pero fue aprobado el 12 de junio de 1945 «sólo del edificio en sí», no contando en principio con depósito de libros ni rampas. Comenzaron las obras el 4 de agosto de ese año, pero en noviembre de 1946 se acabó el presupuesto, por lo cual Pisaca hubo de firmar en 1948 una memoria para la finalización de dicho centro y de la biblioteca, además de otro presupuesto en 1952, lo que se explica teniendo en cuenta la grave situación económica de esos años. El diseño muestra un conjunto articulado en una zona a base de dos pisos y ático, en una segunda zona con tres y en la siguiente con dos, adaptándose al perfil del terreno. Finalmente se alzó de dos plantas, como prolongación de las otras facultades, sin interrupción. A Domingo Pisaca y Burgada (Santa Cruz de Tenerife, 1894-1962) le corresponde el honor de haber sido el artífice del pabellón central de esta Universidad, pero también tiene renombre por sus construcciones en la capital tinerfeña, entre las que se incluyen la capilla de las Siervas de María, el Gobierno Civil, el colegio de La Pureza, el Hogar-Escuela María Auxiliadora, además de las fábricas de tabacos «El Águila» y «La Lucha» (ahora la primera pertenece al Parlamento Canario; la segunda acoge viviendas y unos grandes almacenes), así como buen número de casas particulares. Don Domingo había estudiado la carrera en Barcelona en 1911; ya de regreso a su isla natal, será nombrado en 1922 arquitecto provincial, lo será también del Catastro en Hacienda, presidente de la Delegación del Colegio de Arquitectos (dependiente entonces de Sevilla), técnico superior de la Caja de Ahorros, etc.. El resultado final de su trabajo en la Universidad de La Laguna fue un edificio monumental con una planta articulada en forma de E, situándose la Facultad de Derecho en el centro, a los lados tanto la de Filosofía y Letras como la de Ciencias, incluyendo un gran paraninfo, biblioteca y capilla exenta, esta última con portada principal hacia un patio claustral con fuente en el centro y jardines alrededor. Pero debe hacerse constar que incluso después de la inauguración se continuó con labores de ornato, como prueban los dibujos que presenta el 15 de febrero de 1954 Domingo Pisaca bajo el epígrafe «Detalle de la baranda de escalera y pilastrones, con detalles de bronce»’8 ya en 1956 el arquitecto firma el proyecto para la «mejora y acabado en entrada principal», incluyendo «locales de porche, vestíbulo, hall alto y bajo y escalera principal». La prensa tinerfeña de la época es un buen reflejo de la atención prestada por el público hacia el desarrollo de la Universidad de Canarias, pues lo era de todo el Archipiélago. Las páginas de los periódicos de aquellos momentos muestran ese interés. Tras años de trabajo, en 1953 se verificó el traslado de la institución al nuevo emplazamiento. El 23 de enero se bendijo los locales de la Facultad de Derecho, con ocasión de la festividad de San Raimundo de Peñafort, su santo patrón, organizándose con tal motivo un acto académico, que finalizó con las palabras del rector, Alberto Navarro González. Los alumnos organizaron por la tarde del día siguiente una cabalgata humorística desde los locales del anterior recinto universitario en la calle de San Agustín, atravesando las vías más frecuentadas de la ciudad, hasta llegar al pórtico principal del nuevo centro, en cuya escalinata se escenificó la denominada «Fiesta del rollo», cuyo título ya muestra su carácter satírico21. La inauguración solemne del conjunto universitario se realizó el sábado 24 de enero. Se inició con la bendición de los nuevos locales por parte del obispo de la diócesis, Domingo Pérez Cáceres, luego en el aula magna hubo un acto académico presidido por el rector Navarro González, acompañado de las principales autoridades del Archipiélago, asistiendo el claustro universitario, docentes de otros centros académicos, alumnos y público en general22. En la actualidad no se halla en ese edificio la Facultad de Derecho ni lo están tres de las cuatro facultades en que se ha dividido la de Filosofía y Letras, trasladadas al campus de Guajara, pero el ciudadano asocia siempre la Universidad de La Laguna con ese recinto de dos pisos más un tercero retranqueado y parte del subsuelo—, en cuya fachada se aprecia la combinación de la cantería gris de origen volcánico y las superficies de mampostería encalada, de modo que destaca en el centro la portada principal con triple arco y remate curvo, en tanto que en el extremo izquierdo se abre otra portada de líneas simples, aunque realzada por el pétreo material. A la entrada se halla un gran atrio, de donde arranca una bella escalera imperial que en el primer rellano se abre en dos brazos curvos, a cuya espalda destaca la policromía de las siete vidrieras insertas en la pared, la central representa a San Fernando, patrono de esta Universidad, y las otras aluden a símbolos de la enseñanza a impartir: Virtus, Virtud, figurada por una lámpara flameando; Sapientia, Sabiduría, con una lechuza sobre libros, coronada por una cruz; Religio, Religión, en forma de copón para la Sagrada Eucaristía y la cruz; Philosophia, Filosofía, a manera de libro cruzado por sendas plumas para su escritura; ms, Derecho, con la característica balanza; Scientia, Ciencia, a modo de lámpara con una llama y la cruz, señalando ésta, como en los casos anteriores, el sacrificio de Cristo inmolado por los hombres. Las vidrieras reciben luz por detrás procedente del patio, con vegetación y una fuente en el centro, hacia el que abre la fachada de la capilla, con portada de medio punto y cornisa ondulante de signo barroco. En 19 de octubre de 1956 el arquitecto Pisaca y Burgada indicaba la conveniencia de dar un retoque general de cristaleras del Hall». Asimismo efectuó un proyecto para «la construcción de nuevo de la escalera principal, que parte se hallaba realizada con algunos escalones de mármol; la sustitución de muchos de estos elementos y de los revestidos de zócalos, barandas de escalera con zócalo, pilastrones y pilastras de hormigón con sus revestidos de mármol, en sustitución de las obras provisionales realizadas». Propuso también situar a la entrada «lienzos pictóricos con sus marcos sobre los emplazamientos de los bancos, a base de asuntos clásicos a determinar por el Claustro de profesores; igualmente dos estatuas de piedra artificial, a determinar asunto por el aludido Claustro». Ni las esculturas previstas de 1,50 m de altura sobre basas de 60 cm. de alto ni los cuadros nunca se llegaron a instalar. Frente a dicha escalera se dispuso el rectorado ahora instalado en un nuevo edificio y a su lado el aula magna, con bella carpintería.
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