CASA DE LOS CARTA (VALLEGUERRA)

San Cristóbal de La Laguna
- Arquitectura en el Medio Rural. Haciendas -




La Casa de los Carta es una casona de campo tipo señorial propiedad de los terratenientes Guerra (nombre por el cual es conocido el valle) que fue comprada por 180 reales por el capitán Matías Rodríguez Carta a 14 de febrero de 1726 a Lope Fernández de la Guerra. La casa fue enteramente remodelada, tal y como se indica en su testamento de fecha 1742: “la hemos plantado y reedificado a nuestra costa por estar toda ella perdida, arruinada y atrasada y asimismo hemos hecho las obras de casas, cisterna, lagar y bodega, y todo lo demás que en ella se halla en lo que hemos gastado muchos reales”. Un par de años después, en 1747, se prosigue con la remodelación de manos del hijo del capitán, Matías Bernardo, con los maestros albañiles Jacinto Hernández Perera y Juan Pérez Izquierdo y los carpinteros Francisco Melián de Olivera y Antonio Pérez Chacón, percibiendo un total de 12248 reales. Tras distintas ampliaciones dadas a lo largo de los años, en 1976 fue finalmente adquirida por el Cabildo de Tenerife, comenzando obras de restauración y acondicionamiento para convertir a esta hacienda en el actual museo etnográfico de Tenerife desde 1987, con exposiciones relacionadas con la cultura popular y el folclore isleño y declarada bien de interés cultural tres años antes.

Hablar de Don Rodríguez Carta (1675-1743) es hablar de comercio regular en el siglo XVIII entre el archipiélago y las Américas, y gracias a dicho negocio consiguió amasar gran fortuna. Natural de la Palma y desposado con una tinerfeña, Doña Concepción Domínguez, Rodríguez Carta fue mecenas de grandes obras de índole religioso como el conocidísimo panteón familiar situado en la iglesia de la Concepción en Santa Cruz de Tenerife, además de ser propietario de distintas haciendas en la recién nombrada capital, como son la casa de la plaza de Candelaria (plaza de la Pila) y la casa de la plaza de la Iglesia, ambas compradas por similares fechas a la de Valle Guerra y de esa misma forma remodeladas por completo.

Volviendo a la Casa Carta de Valle Guerra, cuando fue patrimonio de Matías Rodríguez la casa estaba conformada por una suerte de viña de vidueño y alguna malvasía, de doce fanegadas y un almud, con su casa y bodega, lagar, cisterna, casa de mayordomo y de estila”. La casa está situada estratégicamente en la ruta del Vino, obligando al caminante a tropezarse con ella y manifestar cierto asombro al encontrarse con el volumen de la misma, entendiéndola en toda su presencia.

 


MURO ALMENADO. Muro que recorre toda la hacienda, cercándola y dotando de mayor empaque a la fachada. El acceso principal está marcado con una doble almena y una cruz, realizado en piedra de cantería y encalado. Se trata, según nos señalan estudiosos como la profesora María Isabel Navarro Segura y Álvaro Santana Acuña, de uno de los pocos muros almenados que quedan aún en pie en el distrito lagunero, por lo que su importancia es aún más destacable. Alrededor de todo el muro almenado, unas bancadas favorecen la bajada de los caballeros de sus monturas. Tras la puerta principal hay un espacio ajardinado que sirve de interludio antes de atravesar el zaguán arqueado en medio punto, también en piedra de cantería esta vez de preciada toba roja.

EL PATIO. De planta cuadrangular y pavimentado con losas chasneras, es elemento clave en toda arquitectura doméstica canaria, sirviendo de arteria principal entre las diferentes estancias así como de útil herramienta para regular el ambiente de la casa, aireándola y aclimatándola eficientemente. Tres de los lados del patio están rodeados por galerías abiertas, cuyos techos están sujetos por pies derechos con zapata clásica, también propios de la arquitectura canaria. Las habitaciones se disponen, como ya se ha dicho, en torno al patio, pero no de manera aleatoria. La dominante en esta tierra, el viento alisios, con dirección NE, protege y ventila las estancias según necesidades (ejemplo: situación de la cocina en dirección SO). Además, todas las puertas se abren en dirección sur, y esto es para aprovechar de la manera más eficiente las horas de sol, el calor y la brisa de nuestro clima benigno. A parte, quedaría mencionar la cantidad de bancos de piedra o poyatos que están situados a cada lado, también por la razón placentera de disfrutar del tiempo.

PARTE NOBLE. Distinguidas a la perfección por el carácter señorial que las presenta, las estancias de los propietarios son aquellas con gran labra carpintera en los techos, realizados en madera noble como la tea, con salones y habitaciones orientados hacia el oeste. Dentro de estas habitaciones está también el retrete, en dirección NO, que se lleva con los vientos los malos olores propios de dicho habitáculo. A destacar entra también la galería mirador, que según nos dice Martín Delgado es de hechura posterior. Pero dentro de todo esta enumeración, la alcoba de dormir y el salón representan las dos habitaciones más reseñables, ambas realizadas en madera con carpintería robusta y con puertas ennoblecidas labradas en cuarterones. Estas dos habitaciones se conectan gracias a una galería corredor realizado en madera con techo a un agua y de ancho considerable, que además se unía con la capilla, haciendo las veces de asomadero noble, para no mezclarse con la servidumbre.

PARTE DE LA SERVIDUMBRE. La cocina, con tres partes bien diferenciadas (zona de horno de pan, zona de fregaderos, con poyo de mampuesto y tinajas, y zona de fogones), conserva un techo a un agua, probablemente siendo antes de a dos aguas, con respiraderos para salida de gases. Por su parte, la panadería, con estructura similar que favorece la extracción natural de los humos, conectaba con el exterior del muro almenado, para el comercio de dicho bien. Sin reseñar quedarían las estancias de la servidumbre, que no dejan de ser más que habitaciones sencillas con lo mínimo.

Distintas modificaciones posteriores ampliaron la casa, creando un nuevo patio de servicio con aljibe subterráneo  y brocal, una cocina y nuevos altillos como despensa, así como nuevas construcciones, próximas a la casa, destinadas al trabajo de la tierra, siendo el lagar (bien conservado), el establo y la granja lo destacable.

CARPINTERIA

Aparte de las habitaciones, el lagar y la destiladera como elementos muebles remarcables y el patio principal, en la Casa de los Carta se conservan puertas y ventanas presentes en la arquitectura canaria, a pesar de que algunas de ellas hayan sido tapiadas, como es el caso de la gatera que conecta el corredor con el salón. Todos los vanos son abocinados para favorecer la entrada de luz a las diferentes estancias. Las puertas, cerradas en su mayoría por cerrojos de metal, son de dos tipos, lisas sin decoración y con cuarterones, éstas últimas reservadas a las de mayor categoría por motivos más que obvios.

Valleguerra ha estado y está ligada principalmente a la agricultura: cultivo de platanera, invernaderos de flores, papas y viñas, mayormente.

Además, siendo un pueblo costero, no puede faltar la tradición pesquera. Si nos asomamos a la zona de La barranquera, podremos apreciar como sigue viva esta tradición con sus barquitos y sus pescadores.

La mayor parte de la población se dedica a otros sectores, por lo que muy pocos valleros siguen trabajando en las labores agrícolas como antaño.


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Croquis puerta 2
Croquis de la Portada
Croquis puerta 1