Presenta capilla mayor rectangular orientada hacia el poniente y separada de lo que en el pasado fue cuerpo de la ermita, reducido en la actualidad a un espacio residual, por un arco toral en cantería rojiza. Dicho arco toral, es apuntado de tres puntos y apoya en cortas medias columnas con capiteles de sección poligonal. La Capilla mayor está cubierta por un artesonado de par y nudillo, ochavada y con paños laterales mayores y limas mohamares y con lacería mudéjar en el almizate y en las pechinas. El centro del almizate presenta ruedas de cuatro alfardones, estrellas de cinco, seis y ocho puntas y crucetas con un esplendido mocárabe. Una grada de tres peldaños divide el espacio del presbiterio del ante-presbiterio, donde se encuentra la lápida sepulcral en mármol blanco de don Fernando de Guanarteme. También existe un pequeño espacio entre el arco y la fachada actual, que posee un techo a dos aguas cubiertas con tejas. A mediados del siglo XIX se alineó la calle, quedando la ermita fuera de dicha línea; por ello se derribó una parte importante de su mitad anterior incluida la fachada (en cuyo primitivo arco de cantería figuraba el escudo de armas del fundador). Este hecho alteró las proporciones del edificio y descompuso el artesonado en la nave principal. En una reforma de 1922 y 1923 se agregó la fachada actual, se repararon las paredes laterales y se compuso el pavimento de la ermita. En 1928 se presenta un proyecto para la restauración, firmado por el arquitecto Pelayo López y Martín Romero. este proyecto se modificó en el momento de su ejecución, derivando al estado actual. En la fachada actual, a la derecha del arco, se colocó una lápida de marmol por la Real Sociedad Económica de Amigos del país, para recordar que, según la tradición, en esta ermita descansan los restos de Fernando Guanarteme.
|