Posiblemente la ermita de San Telmo constituye la que podría calificarse como la referencia arquitectónica religiosa más antigua que posee nuestra ciudad de Santa Cruz de Tenerife.
Marineros, navegantes, grumetes y demás hombres de mar, en su desafío con las aguas y su natural miedo a los riesgos que entraña, ya desde el s. XIV sintieron gran veneración por el santo dominico Pedro González Telmo (San Telmo), advocación al navegante fallecido en 1258 en Tuy (Pontevedra). Fueron los marineros del norte de la España los que, a finales del s. XV, trajeran esa ferviente devoción por el santo a las Islas Canarias durante la conquista.
Históricamente, en los pueblos marineros y pescadores se le rendiría tributo a esta imagen, es por ello que en la isla de Tenerife es asidua su consagración en ermitas e iglesias en los puertos con gran importancia como el capitalino, el Puerto de la Cruz o en el Puerto de Garachico (ermita desaparecida en la erupción de 1706).
Si bien podríamos pensar que la ermita de San Telmo en la ciudad Santa Cruz de Tenerife pudiera ser originaria de la fundación de la ciudad y la primera en recibir al santo en la isla, existe una controversia histórica con respecto a este dato. Conforme a unos escritos de la cofradía de San Telmo de la Villa de Garachico, ya describe la advocación por los marineros y cofrades de la zona desde antes de 1550 y la fábrica aparece en los planos del ingeniero Torriani de 1588 (como ‘ermita de S. Elmo’). Según la recopilación de datos de la cofradía del santo en la ciudad capitalina, los estatutos fueron aprobados en 1556, por lo que no podemos determinar muy bien si la construcción de la ermita vino acompañada de los mismos o fue posterior.
La ermita se encuentra en el histórico barrio de El Cabo, barrio de marineros y pescadores, el cual ha desaparecido en su esencia con la construcción del nuevo puerto durante el s. XX y la expansión de la ciudad hacia el sureste. Después de ires y venires en el tiempo, la ermita comienza un periodo de deterioro durante el s. XIX, en que llegará a ser desde un espacio de acogida para los enfermos de fiebre amarilla de la epidemia a finales de siglo, hasta incluso un improvisado camposanto. Durante este mismo siglo, surge un movimiento nacionalista que aboga por la recuperación de los emblemas de la conquista, en este caso de la cruz-reliquia fundacional que traería el general Alonso Fernández de Lugo cuando arribara a la playa de Añaza en la conquista de la isla. Esta cruz, que se encontraba clavada en las inmediaciones de la playa cercana a la ermita lugar emblemático e histórico, sería trasladada a la misma posteriormente para su custodia donde estaría por muchos años y más tarde, a la parroquia de Nª. Sª. de la Concepción donde se encuentra actualmente.
San Telmo, cuya imagen se encuentra en el interior de la ermita, convive con diferentes imágenes veneradas en el templo como la Virgen del Buen Viaje, San José, San Francisco Javier y San Sebastián.
La ermita de San Telmo del barrio de El Cabo, es quizás junto con la Fuente Morales, de los pocos vestigios que han sobrevivido a la trascendental transformación y expansión de la ciudad hacia los límites del suroeste de la ciudad.
La fiesta de San telmo se celebra en la ermita el segundo día de la Pascua de resurrección.
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