Texto íntegro del DECRETO 131/2014, de 29 de diciembre, por el que se modifica la delimitación del Bien de Interés Cultural, con categoría de Conjunto Histórico "Antiguo Santa Cruz", en el término municipal de Santa Cruz de Tenerife, isla de Tenerife: “ La calle Castillo aparece ya en el siglo XVIII como eje urbano fundamental en dirección Este-Oeste, teniendo como límite superior a mediados de dicha centuria la calle de la Gloria (actual calle Juan Padrón) y manifestando la vocación de la ciudad de seguir creciendo en dirección a La Laguna. Ya en esta época se acredita el asentamiento en la calle de algunas de las familias más pudientes y la construcción de sus viviendas. En 1868 la calle concluía a la altura de la calle de San Roque (actual Suárez Guerra) y el cruce con la actual calle Robayna, siendo un tramo que conservó un evidente protagonismo urbano hasta la actualidad, al servir de asiento a muchos de los edificios particulares más significativos y porque siempre fue una calle comercial y dinámica, nervio urbano y pulso de la ciudad. Hasta 1955 la calle mantuvo su coherencia, unidad e imagen; si bien a partir de esta fecha ha sufrido un importante cambio de alineación en alguno de los tramos de su margen Norte. Este cambio supuso una importante merma patrimonial, aunque alguno de los edificios de sustitución poseen una cierta singularidad, como el Edificio Los Patios, con tres patios interiores dotados de una profusa vegetación y una imponente escalera volada de cemento. En cualquier caso y a pesar de esta modificación, la calle Castillo sigue conservando su esencia histórica, concentrando una cifra extraordinaria de inmuebles que conforman una parte muy destacada del patrimonio arquitectónico de Santa Cruz. Desde este punto de vista, el tramo comprendido entre la calle José Murphy y Valentín Sanz muestra un continuo de inmuebles con esquema tradicional de fachada: edificios de dos alturas, grandes ventanas de cristalera, ordenación simétrica de huecos en ambas plantas y remate de fachada mediante parapetos ciegos, manteniendo, en algunos casos, la morfología de los huecos en planta baja. Al principio de este tramo se encuentra el Edificio Montes (actualmente restaurado), diseñado por Felip Solá hacia 1947, que constituye un magnífico ejemplo del lenguaje neocanario, inspirado en la obra de Marrero Regalado, pero con elementos novedosos, como el tratamiento del chaflán curvo y la superposición de balcones. En el segundo tramo de la calle Castillo, entre Valentín Sanz y Teobaldo Power sobresale el Edificio El Globo, un magnífico ejemplo de arquitectura tradicional, pero dentro ya de los patrones racionalistas que se imponen a partir de mediados del siglo XVIII, cuando es diseñado por el ingeniero Antonio Samper: tres plantas de altura, grandes ventanas de cristalera y composición simétrica de ambas fachadas, pese a las transformaciones sufridas en planta baja, y recercados de piedra de huecos que enlazan verticalmente en cada planta. El nº 35, adosado al anterior, mantiene el esquema tradicional, aunque con elementos clasicistas como los fragmentos de cornisa sobre el dintel de los huecos en planta alta; mientras que el nº 37 muestra ya un lenguaje ecléctico manifestado en el diseño de los huecos, en los balcones de rejería y en la profusión de molduras. Frente a ellos, el nº 38, el único que conserva la alineación original de la calle, se caracteriza por su eclecticismo y una profusa ornamentación. El tramo comprendido entre las calles Teobaldo Power y Juan Padrón conserva la totalidad de su arquitectura histórica, integrándose el eclecticismo del nº 41 (un gran inmueble con fachada a Juan Padrón e Imeldo Serís), del Círculo de Bellas Artes (con una reforma posterior que recibió el Premio Regional de Arquitectura Oráa y Arcocha) y del nº 45, que incorpora elementos modernistas como la decoración floral o motivos como el latiguillo, habiendo sido sede del Cabildo Insular. Ha sufrido una remonta un tanto desafortunada, que tiende a "aplastar" la fábrica original. En la esquina con la calle Imeldo Serís, el Edificio El Faro, del colectivo La Solana, con amplias ventanas y balcones y la novedad de los bloques de cemento a la vista. En la margen opuesta, la Casa Singer, diseñada por A. Pintor en 1896, constituye una de las edificaciones eclécticas más interesantes de la ciudad, destacando la alternancia de huecos de medio punto y escarzanos, profusión de antepechos y balconada de hierro forjado, elementos decorativos y división de paños mediante pilastras. Al igual que la anterior, la ampliación del Parlamento de Canarias generó la aparición de un cuerpo con un diseño contemporáneo algo desproporcionado respecto a las dos alturas de la edificación original. El nº 46 posee un esquema más simple, aunque destaca por su amplia fachada y el gran balcón central de rejería. A continuación, dos edificios del arquitecto Pelayo López del primer tercio del siglo XX, en un lenguaje predominantemente ecléctico y cierta monumentalidad, en especial la Casa Álvarez, con cuerpo con amplios ventanales que se prolonga sobre la calle a modo de gran mirador que recorre las últimas tres plantas del edificio. En la esquina con Juan Padrón, el Edificio Víctor González es un extraordinario ejemplo de racionalismo arquitectónico, obra de Marrero Regalado en 1935, de gran sobriedad. En este tramo, también queda incluido en la delimitación el edificio del Parlamento de Canarias, antigua sede de la Sociedad de Recreo Santa Cecilia, fundada en 1879 y relacionada con el arte y la enseñanza musicales. Diseñado por M. Oráa en un lenguaje clasicista (a modo de templo romano hexástilo), sobre podium y precedido de un patio de honores, flanqueado por alas con un marcado esquema tradicional. Desempeñó diversas funciones -Diputación, Conservatorio y Parlamento de Canarias-, motivo por el que se desarrollaron varios proyectos de reforma -de A. Pintor y F. Solé en 1901; del propio Pintor en 1904, y de Pisaca en 1929-, destacando, finalmente, las efectuadas desde los años 80 y a lo largo de los 90 del pasado siglo para adaptarla a su función de sede parlamentaria. En el tramo comprendido entre Juan Padrón y Suárez Guerra se observa en su margen Sur la alternancia de inmuebles de distinta tipología. Desde construcciones eclécticas, como la situada en la esquina de Juan Padrón, con amplios balcones de hierro forjado y huecos con recercados de cantería o el mayor recargamiento ornamental y combinación de lenguajes de la Casa Acevedo y Rojas (de D. Pisaca) o de la Casa Vivanco, pasando por el racionalismo del Edificio Rosa Afonso y el colindante (nº 55), ambos con fachada a la calle Imeldo Serís, ambos proyectados por Blasco Robles en la década de los 30 y considerados como de los mejores ejemplos del racionalismo expresionista en la ciudad. En la margen opuesta, el contraste estilístico es más acusado, debido a la modificación en la alineación de la calle que se observa en el tramo central, donde sobresale el diseño de los espacios interiores del Edificio Los Patios, flanqueado por el eclecticismo de la Casa Alonso, diseñado por Pintor en 1927; y del Edificio del Gallego, obra del mismo técnico en 1905, con su magnífico chaflán curvo, con su imponente mirador de hierro y cristal, y la aportación de elementos modernistas. El tramo final de la ampliación del Conjunto a lo largo del eje calle Castillo-calle Imeldo Serís contiene alguno de los mejores ejemplos de arquitectura histórica de Santa Cruz, como son la Casa Elder y la Casa del Barco. El primero fue proyectado en 1903 por A. Pintor por encargo de la naviera Elder & Dempster. El edificio, de cuatro plantas y gran volumen, se caracteriza por su lenguaje modernista, manifestado en el golpe de látigo de las ménsulas de los balcones de la fachada principal y el repertorio floral presente en todo el inmueble. Notables son también sus balcones de rejería y el trabajo de la puerta principal. La Casa del Barco, llamada así por haber acogido a una consignataria, fue también establecimiento hotelero y, originalmente, sede de la gerencia de la Sociedad Constructora de Edificios Urbanos, promotora del Barrio Nuevo y del último tramo de la calle Castillo hasta su conexión con la futura Plaza Weyler. Imbuido en el eclecticismo, su chaflán curvo le confiere una morfología muy original. Junto a ambos edificios, han de citarse los dos edificios eclécticos con fachada lateral a la calle San Lucas y Suárez Guerra, respectivamente, así como los diversos ejemplos de clasicismo romántico situados en la margen Sur y con fachada a Imeldo Serís, destacando el correspondiente a los Herederos de Sebastián Matías Delgado y García. Otro sector en el que se amplía el Conjunto Histórico es el referido a la Plaza de la Candelaria, que inicialmente se configuró como un espacio abierto frente al Castillo de San Cristóbal y donde se pasaba revista a las tropas o se acudía a buscar agua en la pila que le dio el primer nombre a la plaza. En el siglo XVIII mejora sus condiciones de ornato, con la donación por parte de Bartolomé A. Montañés de la cruz marmórea y del magnífico "Triunfo de la Virgen de Candelaria", de P. Bocciardo y que preside desde entonces este espacio público. El entorno de la plaza ha sufrido diversos cambios y en la actualidad sus inmuebles más destacados se localizan en el lado Norte de la plaza. El Palacio de Carta construido a partir de 1721 por el capitán Matías Rodríguez Carta. A mediados del siglo XIX la casa fue sede de la Capitanía General y luego del Gobierno Civil. El edificio está organizado en torno a un patio central principal y otro secundario, accediéndose al interior a través de un zaguán y de una notable escalinata que desemboca en el patio. Su fachada, enteramente en cantería posee tres balcones de rejería con remates en el segundo piso, mientras que en el centro del tercero se conserva un reloj colocado a mediados del siglo XIX. Su moderado barroquismo se muestra en el frontispicio con movidas cornisas, si bien en el resto del plano preludia formas neoclásicas. El edificio del Casino de Santa Cruz fue construido bajo proyecto de Miguel Martín Fernández de la Torre entre 1929 y 1935, pudiendo definirse como un edificio ecléctico en tanto que el proyectista lo dotó de una envolvente clasicista, buscando la categoría y el decoro que la sociedad promotora perseguía, pero introdujo el novedoso racionalismo en el interior y en el acceso principal. La Casa Ascanio y antiguo Hotel Victoria, proyectado por Manuel de Cámara en 1901, es un magnífico edificio en lenguaje ecléctico en el que sobresale el gran torreón en esquina. El Edificio Dialdas, de Díaz Llanos y Saavedra, con un lenguaje heredero de las corrientes vanguardistas de principios de la década de los 60, con evidentes conexiones con el brutalismo. En el tramo de la calle Valentín Sanz, se incluyen dos inmuebles eclécticos como la Casa Alberto Martín y la Farmacia Feria, así como los situados en la margen Oeste de la vía hasta la intersección con la calle Imeldo Serís. También se incluye la antigua sede de la Caja de Ahorros, atribuida a D. Pisaca y el Puente del General Serrador, como infraestructura viaria trascendental en el devenir histórico reciente de la ciudad como elemento conector con la Recova. Por último, el edificio Tenerife Espacio de las Artes (TEA), como telón de fondo del Conjunto Histórico, al otro lado del Barranco de Santos y cuyo volumen con aristas bien marcadas constituye el contrapunto al clasicismo del antiguo Hospital Civil”.
Véase: BOC Nº 4. Jueves 8 de Enero de 2015 – 80. DECRETO 131/2014, de 29 de diciembre, por el que se modifica la delimitación del Bien de Interés Cultural, con categoría de Conjunto Histórico "Antiguo Santa Cruz", en el término municipal de Santa Cruz de Tenerife, isla de Tenerife.
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